El cacao es, en su estado puro (las habas de cacao), un alimento interesante desde el punto de vista nutricional, además de placentero y ligeramente estimulante. El cacao es muy rico en polifenoles, sustancias con gran poder antioxidante. Ahora bien, que el cacao sea sano no es sinónimo de que lo sea el chocolate. No lo es porque, por desgracia, la inmensa mayoría de la oferta de tabletas de chocolate, de leches y bebidas chocolateadas, de bollería de cereales de galletas… con chocolate, que podemos comprar allá donde vayamos (incluyendo colegios, universidades, centros de salud, etc.) son, en la inmensa mayoría de las ocasiones, una verdadera porquería.
Sí, una verdadera porquería por tratarse de productos altamente procesados desprovistos de cualquier característica nutricional interesante, y cargados de azúcares, de harinas refinadas, de edulcorantes artificiales, de emulsionantes, de grasas malsanas y de todo tipo de aditivos diseñados para darle mucho gusto al paladar, sin pensar en el disgusto que suponen para nuestra salud y bienestar.
Así que, si quieres seguir cuidando la salud sin dejar de disfrutar con el cacao, te invitamos a confiar más en tu vista y en tu instinto, fijándote en la letra pequeña de las etiquetas y asegurándote de que aquello que compras tiene como ingrediente principal (óptimamente cómo único ingrediente) el cacao. Si te gusta la opción de tableta de chocolate, debes buscar una de más del 80% de cacao. Cuanto más te acerques al 100% (la opción más saludable), más te alejarás de todo tipo de azúcares (blancos, integrales o de caña), de endulzantes tipo sacarina e, incluso, del extracto de estevia.
De lo contrario, y si sigues confiando en el buen hacer de legisladores e industrias y en los llamativos eslóganes sobre fondo amarillo que aseguran que el cacao soluble X o Y, o mejor dicho C o N, harán que tus hijos crezcan sanos y que todos rindáis más en el cole o el trabajo, seguirás viviendo en una dulce mentira. Te toca decidir.