Es el rey de las despensas, el centro de cualquier celebración y hasta el pañuelo en el que limpiamos nuestras lágrimas… Pocas personas habrá que no ahoguen sus penas y alegrías en chocolate. Pero, ¿sabes realmente qué es? Y lo que es más importante: ¿por qué nos apetece todo el día y a todas horas?
¿Qué nos aporta el chocolate?
Que el chocolate hay que consumirlo con cabeza no es nuevo, ya lo sabemos: tiene un alto contenido en grasas y azúcares. Esto, como es lógico, se traduce en un valor energético también alto: 500 kcal por cada 100g. Pero la buena noticia es que también es una fuente de minerales y vitaminas. Y si el chocolate es con leche, o el cacao se disuelve en la lecha, también le daremos a nuestro cuerpo una buena dosis de calcio.
¿Por qué es “adictivo” el chocolate?
La razón por la que comer chocolate siempre nos parece buena opción (incluso sentimos que lo necesitamos) la encontramos en la serotonina y la dopamina, dos sustancias que se producen en nuestro cerebro y que nos hace sentir placer y euforia. Se trata de un fenómeno puramente químico: la serotonina de nuestro organismo disminuye y el cuerpo nos pide ingerir alimentos que la repongan, como el chocolate. Comerlo nos ayuda a combatir la depresión, la hipertensión, los tumores e incluso el estrés del síndrome premenstrual.
El cacao o chocolate puro, además, suele apetecerle mucho a nuestro cuerpo por contener algunos ingredientes imprescindibles para una buena salud, como vitaminas, minerales, fibra, antioxidantes, triptófano… por eso cuando algunos de ellos nos faltan nuestro cuerpo nos pide comer chocolate.
¿Qué diferencias hay entre los chocolates con un 70%, 80% y 90% de cacao?
La mayoría de las tabletas “convencionales” que encontramos en cualquier supermercado no tienen más de un 30-35% de cacao. Podrían describirse realmente como azúcar con sabor a chocolate, lo que significa que desaparecen buena parte de los beneficios del cacao. ¿Cómo elegir un buen porcentaje de cacao? Pues cualquier chocolate donde la proporción de cacao sea, como mínimo, del 85% es un buen producto. ¿Problema? Suele ser muy amargo, especialmente si no contiene grandes cantidades de azúcar. Por eso, un chocolate que contenga a partir de un 70% de cacao es una opción muy acertada: menos azucarado, más puro y con un sabor exquisito.